Urdués es una pequeña y apacible localidad pirenaica escondida entre montañas, en el corazón del valle de Hecho. Se encuentra a 884 metros de altitud, al pie del barranco de Romaciete, que desciende desde el pico de La Cuta y vierte sus aguas al río Aragón Subordán, que recorre todo el valle. Su ubicación, rodeada de naturaleza y lejos del bullicio, lo convierte en un lugar ideal para quienes buscan paz, paisajes y autenticidad.
A pesar de su reducido tamaño actual, Urdués tiene una larga historia y ha sido un núcleo de población importante dentro del valle. Hasta 1971 fue municipio independiente, momento en el que se unió a Hecho y Embún para formar el actual municipio del Valle de Hecho. En el "fogaje" (un censo de fuegos u hogares) que Fernando el Católico ordenó en 1495, aparece ya con el nombre de Ordues y contaba entonces con 45 fuegos. En 1857, el pueblo alcanzó los 374 habitantes, y a comienzos del siglo XX, en 1900, aún mantenía una población de 308 personas. Como en muchos otros pueblos del Pirineo, la despoblación rural fue haciendo mella, y en 2004 vivían en él tan solo 65 vecinos.
Raíces antiguas:
Aunque el origen exacto del nombre "Urdués" no está del todo claro, estudios etimológicos sugieren que puede proceder de un topónimo prerromano, lo que indicaría una ocupación muy antigua del territorio. La primera referencia escrita a Urdués se remonta al año 867, cuando aparece mencionado como Orduesi en un documento donde el conde Galindo Aznárez dona varias tierras al monasterio de San Pedro de Siresa. Esta vinculación marcaría la historia del pueblo durante siglos.
De hecho, la iglesia de Urdués estuvo siempre bajo la autoridad del priorato de Siresa, una de las instituciones monásticas más relevantes del Aragón medieval. La población, por su parte, fue propiedad de la Corona —lo que se conoce como lugar de realengo— hasta el siglo XIX, lo que le daba un estatus particular dentro del reino de Aragón. En documentos del siglo XI ya se la menciona como Orduassi, prueba de su continuidad histórica.
Durante siglos, Urdués mantuvo una economía tradicional basada en la ganadería, la agricultura de montaña y el aprovechamiento de los recursos del entorno, como la madera y el pasto. Hoy en día, aunque su actividad ha cambiado, aún conserva ese vínculo profundo con el territorio y su identidad rural.
Patrimonio:
Aunque no conserva grandes monumentos, Urdués destaca por su conjunto urbano de arquitectura popular, en el que todavía se pueden ver ejemplos de casas tradicionales pirenaicas, con tejados de losa, chimeneas troncocónicas típicas de la Jacetania y detalles de piedra tallada. La tranquilidad de sus calles, la limpieza del aire y el entorno natural que lo rodea hacen del pueblo un lugar con un encanto especial.
Su iglesia parroquial, aunque sencilla, tiene valor histórico al haber estado ligada desde sus orígenes al monasterio de Siresa. Algunos elementos arquitectónicos apuntan a reformas en épocas posteriores, pero conserva aún parte de su espíritu original.
El entorno de Urdués es ideal para hacer senderismo, disfrutar del paisaje y observar la fauna y flora del Pirineo aragonés. Desde el mismo pueblo se pueden emprender rutas hacia el pico de La Cuta, recorrer el barranco de Romaciete o enlazar con otras rutas del valle que llevan hacia Siresa, Hecho o incluso hacia los valles más altos que se acercan a la frontera con Francia.
A pesar del descenso poblacional, Urdués sigue siendo un lugar con vida, especialmente en verano, cuando regresan los descendientes de quienes tuvieron que emigrar, o llegan visitantes atraídos por su belleza, su historia y su calma. Las fiestas patronales y las tradiciones locales se celebran con cariño y participación, manteniendo viva la memoria de generaciones pasadas.