Breve historia del Valle

Embún, Urdués, Echo y Siresa son los núcleos que componen, con unos 850 habitantes en total, el Valle de Echo. En el siglo IX sus límites llegaron por el este hasta el Valle de Canfranc (Campo de los francos) y formaron el pequeño Condado Carolingio de Aragón, que dió lugar a uno de los estados más poderosos de la Edad Media: el Reino de Aragón.

Breve historia del Valle


Los antecedentes históricos del Valle están vinculados a los restos megalíticos encontrados en la zona, que indican que desde el epipaleolítico hubo presencia humana, y estuvo habitada especialmente durante el neolítico. Se sabe de la presencia posterior del pueblo prerromano de los Subúricos habitando estos valles y también de los romanos como demuestra la existencia de una calzada de probable uso militar que superaba el Pirineo a través del Puerto del Palo (Pagus).

Algunos historiadores han vinculado éste itinerario con el escenario en el que se desarrolló en el siglo VIII la batalla en la que fue derrotado una parte del ejército de Carlomagno y que cuatrocientos años después un poema épico situó en Roncesvalles. (Cantar de Roncesvalles).

A principios del siglo IX las tropas carolingias de Luis el Piadoso ocupan el valle y construyen sobre una iglesia visigótica anterior el monumental Monasterio de San Pedro de Siresa, apareciendo en ese momento las primeras referencias escritas a Echo o Eito o Etxea como lugar que es donado al monasterio. Junto con el de Echo, el valle de Ansó y el del Aragón constituyen el Condado de Aragón bajo tutela de los reyes francos.

Tras la desintegración del imperio carolingio el Condado cae bajo la influencia de los reyes de Navarra hasta que en 1035 Sancho el Mayor reparte al morir su reino entre sus hijos y el Condado inicial junto con Sobrarbe y Ribagorza pasa a constituirse como Reino de Aragón con Ramiro I como primer rey. Su nieto, que reinaría como Alfonso I (El Batallador) cuarto rey de la dinastía, pudo nacer en el Valle y fue educado en el monasterio de Siresa. Su guardia personal estuvo compuesta por monteros reales oriundos del Valle de Echo.

En los siglos posteriores, salvo sus conflictos en el siglo XIII con los franceses del Valle de Aspe y en el siglo XV con el Reino de Navarra no hay ningún hecho histórico relevante que lo diferencie de otros territorios del Reino de Aragón.

 En 1794 su frontera vuelve a ser lugar de conflicto, en éste caso con los revolucionarios franceses de la Convención, teniendo lugar la batalla de Lescún en la que participó un numeroso contingente de chesos. Más tarde, durante la Guerra de la Independencia contra la ocupación napoleónica, el valle protagonizará junto con el de Ansó y el de Roncal una insurrección cuya represión provocó el incendio y destrucción de la Villa de Echo, así como daños importantes en la de Urdués y Ansó. Durante todo el conflicto, fueron constantes las partidas guerrilleras formadas por habitantes del Valle.

En 1844 se produce en las localidades de Echo y Ansó un levantamiento a favor del general Espartero que es duramente reprimido por el ejército, provocando más de una docena de fusilamientos, cuantiosas multas y sanciones y el exilio de un numeroso grupo de chesos y ansotanos.

Durante el siglo XIX y mitad del XX el contrabando con Francia se convierte en una actividad económica más en el Valle, siendo frecuentes los enfrentamientos de contrabandistas con carabineros y fuerzas del orden.

La guerra civil española de 1936 provocó el exilio de numerosos habitantes de la villa y su territorio fue escenario de acciones militares de la guerrilla antifranquista, el maquis, lo que hizo que se reforzara la presencia de destacamentos militares durante largo tiempo.

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